miércoles, 2 de abril de 2008

Identidades musicales (o de porqué es lógico que nos gusten más ciertos ritmos que otros)

Es un hecho innegable a estas alturas, que la música es un hecho cultural que provee a las personas de diferentes elementos que se utilizan en la construcción de sus identidades.
Es decir, el sonido ofrece (más allá de sí mismo), ciertos modelos específicos de satisfacción/insatisfacción psíquica y emocional, que hacen que nos identifiquemos particularmente con algunos de ellos o que otros nos resulten insoportables.
Varios autores coinciden en que la música sería particularmente poderosa en su capacidad de aportar a la construcción de identidades, ya que trabaja con experiencias emocionales y racionales particularmente intensas, mucho más potentes que las generadas por otras expresiones artísticas.
De igual forma, hay que destacar que cuando se habla de la música, no sólo nos referimos al sonido propiamente dicho sino también a la serie múltiple de códigos que operan en un evento musical (muchos no estrictamente musicales: teatrales, proxémicos, gestuales, linguísticos, etc.).
Por eso, cada uno se identifica más con ciertas músicas que con otras y se siente más "cómodo/a" con ellas.
Aún asi, la posibilidad de acercarse a nuevas (otras) músicas es siempre todo un desafío. Implica poner en crisis aunque sea en una mínima parte la propia identidad. Lo nuevo es siempre un volver sobre nosotros mismos y repensarnos en algún aspecto. Como siempre, cada una de estas pequeñas crisis, es también una oportunidad.
¿Experiencias de descubrimientos de nuevas músicas? ¿bailes? ¿sensaciones? Deje su comentario...

1 comentario:

Gregor dijo...

Doy fe de que la escucha musical se puede convertir en una aventura muy estimulante y apasionante... los cambios de ánimo, actitud y estructuras acompañan la búsqueda de nuevos sonidos y armonias!